Origami y papiroflexia: Historia de un reencuentro (y II)
- Paloma Sanchez
- 8 dic 2014
- 2 Min. de lectura
Esta es la segunda parte de la historia del reencuentro entre origami y papiroflexia. En el post anterior, hablamos del origen de este arte en Oriente. Hoy toca hablar de Occidente.
OCCIDENTE

Mientras tanto, en España también se desarrolla la papiroflexia. Durante la invasión árabe del siglo VIII muchos prisioneros chinos fueron trasladados a Samarcanda. De ellos los árabes aprendieron la fabricación del papel y algunas figuras clásicas simples y las fueron divulgando por distintos países, entre ellos el nuestro. Sin embargo, debido a que la religión musulmana prohíbe la representación de seres humanos y animales, sus desarrollos en este campo se dirigieron hacia el estudio de formas geométricas y las matemáticas, creando patrones lineales.
Tras la expulsión de los árabes durante la Reconquista, los españoles se quedaron con los diseños y desarrollos. En la actualidad existen una infinidad de teoremas y principios relacionados con el doblado de papel.
EL REENCUENTRO

Durante la Exposición Universal de París en 1878 se fusionan los conocimientos orientales y occidentales, creando así un solo arte a partir de dos ramas que habían evolucionado aisladamente. A finales del siglo XIX Friedrich Fröeble incorpora el origami a la enseñanza desarrollando una serie de técnicas a nivel escolar. Estas técnicas fueron rápidamente adoptadas en los jardines de infancia japoneses por su utilidad a la hora de enseñar las figuras geométricas.

Las creaciones modernas deben su existencia a Akira Yoshizawa. En la década de 1930 Yoshizawa creó decenas de miles de modelos de todos los objetos imaginables. Junto con el americano San Randlett, son los creadores del sistema de líneas y flechas que se usa actualmente en los patrones de origami. La exposición de sus trabajos inspiró a mucha gente a doblar y a mitad de la década de los sesenta el arte del doblado de papel se desarrolló rápidamente tanto en América como en Japón.
En España, en la misma década de 1930, surge el término papiroflexia (de papiro-papel y flectere-doblar) de la mano de Miguel de Unamuno (1864-1936).

Unamuno se tomó en serio el arte de hacer pajaritas de papel (llegó a denominarlo cocotología) y publicó varios libros sobre ello, tanto con desarrollos como discusiones y tratados sobre este tema. Reavivó y rejuveneció el arte de la papiroflexia: creó varios modelos originales (un gorila, una tetera, un buitre...) y en 1902 escribió un ensayo, “Amor y Pedagogía”, en el que incluyó un apéndice acerca de plegado de papel. También destaca el Dr Solórzano (Argentina, 1883-1970), creador de de varios libros y miles de figuras. Ambos son los grandes impulsores de este arte en nuestro país y gracias a ellos la papiroflexia disfruta de gran aceptación popular a ambos lados del océano.
Hoy en día, gracias al reencuentro entre origami y papiroflexia, se pueden encontrar grandes maestros dobladores a lo largo y ancho del mundo. Se producen modelos con nuevas e improvisadas formas de doblado que dejarían atónitos a los antiguos, se desarrollan programas formativos orientados a la comprensión de las matemáticas, se llevan a cabo estudios sobre las bondades del doblado de papel en el aprendizaje psicomotriz, y disfrutamos de pequeñas maravillas de papel al alcance de todos.



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