Hanami: la belleza de lo efímero
- Paloma Sanchez
- 31 mar 2015
- 2 Min. de lectura
La llegada de las flores de cerezo señala el fin del frío clima de invierno en Japón. Las flores aparecen por primera vez en Kyushu a finales de marzo y se extienden hacia el norte según van subiendo las temperaturas, llegando a Tokio a principios de abril y Hokkaido a mediados de mayo. Las tres principales oficinas de previsión meteorológica anuncian el avance del “frente de flores de cerezo” y los periódicos van informando del proceso desde los primeros capullos hasta la floración total.
Los japoneses celebran el florecimiento de los cerezos acudiendo en masa a parques y jardines a contemplarlos. Esta celebración se conoce como Hanami (花見, lit. “ver flores”). Es la excusa perfecta para un picnic en un parque mientras se contemplan las flores, con los amigos durante la adolescencia y es muy común que se celebre con los compañeros de trabajo; muchos japoneses aprovechan la festividad del Hanami para iniciar el cortejo de alguna compañera de trabajo. Incluso las empresas organizan comidas bajo las ramas de los cerezos y se reservan los sitios con días de antelación.
La flor del cerezo (sakura) es muy delicada y suele caer muy pronto. Cuando sopla una ráfaga de viento cae una lluvia de pétalos, con lo que no da tiempo a verla marchitar. Aunque la flor oficial de Japón es el crisantemo, la belleza, delicadeza y carácter efímero de su plenitud hacen del sakura la flor de los Samurai. La aspiración de un samurai era morir en su momento de máximo esplendor, en la batalla, y no envejecer y “marchitarse”, como tampoco se marchita la flor del cerezo en el árbol.
Según cuenta la leyenda, al principio las flores del cerezo eran sólo blancas. Pero el seppuku (suicidio ritual para evitar la deshonra) que un samurái o un miembro de su familia cometía solía realizarse delante de un cerezo. Por ello, según la historia, las flores del cerezo comenzaron a volverse rosadas debido a la sangre que absorbía el árbol.
Para celebrar el Hanami (aunque ya está un poco avanzada la estación) he organizado un taller-merienda en la preciosa madriguera de Un té con Alicia. El objetivo: que os llevéis a casa un trocito de primavera.

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